Seguramente ha vivido alguna de estas situaciones durante el momento más estresante del semestre.

Durante los primeros días de clase ya les tiene pavor porque los profesores no dejan de hablar de ellos y de lo importante que serán junto a los proyectos finales.

Sentir que de ellos depende toda la vida, así apenas sea el primer corte del semestre.

Jurar que va a estudiar con tiempo, una o dos semanas antes, incluso planear reuniones con compañeros para hacer grupo de estudio.

No hacer nada de lo que dijo en el punto anterior, mientras ve series por Internet y se queja en todas las redes sociales sobre tener que estudiar.

Arrepentirse y abusar del resaltador mientras intenta que las letras del libro y las fotocopias pasen directamente a su cabeza solo con “releerlas”.

Darse cuenta de que no tomó apuntes suficientes. Arrepentirse de hacer bolitas de papel con las fotocopias (o de no haberlas sacado al menos).

Extrañar su vida social. Olvidar por qué los viernes eran días felices, ya que ahora madruga los sábados.

Estresarse al máximo, en su casa lo sienten y es probable que usted esté completamente irritable cada vez que alguien le habla.

Convencerse de que lo que lee en el camino a la universidad le va a servir en el examen.

Llegar el día del parcial con ojeras y ganas de abandonar todo e irse a vivir lejos.

Comparar conocimientos con sus amigos y darse cuenta de que no estudió el tema que van a preguntar.

Planear huir o un complot entre sus compañeros para ver si el profesor cambia la fecha del examen para otro día.

Resignarse. Darse cuenta de que no trajo esfero.

Intentar copiarse, arrepentirse, intentar otra vez, darse cuenta que el profesor lo está mirando.

Salir del examen y huir de todos los que estén comparando respuestas para no angustiarse.

Recuperarse emocionalmente y esperar a la siguiente ronda.